Crisis del trigo:
Harina y Pan cada vez más caros
Desde el 2006 en adelante
Confederaciones Rurales Argentinas viene bregando por la urgencia y la necesidad
de que se cambien las políticas oficiales en materia de comercialización del
trigo. Estos últimos 7 años han sido destructivos para la producción triguera,
con intervenciones, cuotas de exportación, elección de quienes compran y quienes
venden, Roes y otras creaciones lamentables que sepultaron un mercado
competitivo y una producción pujante hasta llevarla a los resultados de hoy: la
menor superficie sembrada de los últimos 111 años, pérdida de mercados externos
y problemas graves para abastecer el consumo interno.
¿Quién se hará cargo de esto? ¿El
Secretario de Comercio? ¿El actual y el anterior Ministro de Agricultura? o
acaso ¿la Sra.
Presidente ?
Alguna vez alguien tendrá que
explicar por qué se destruyó el mercado del trigo y el precio que recibieron los
productores. Claro, es más fácil decir que hacer y mucho más prometer que
cumplir.
La crisis del trigo, ya anticipada
y denunciada por CRA, muestra la posibilidad concreta de que la Argentina termine
importando este producto insignia. Desde el 2006 venimos advirtiendo que la
falta de un mercado competitivo para el trigo, que deprimió artificialmente los
precios, producto de la intervención y los acuerdos del gobierno con miembros de
la cadena de trigo, terminaría expropiando el ingreso de los productores,
reduciendo la inversión y la producción y luego impactaría en el bolsillo de los
consumidores con precios más elevados en un producto básico como el pan.
El precio del pan al consumidor para fin de 2013 se habrá multiplicado por 10 desde el valor de $/kg 2,5 que se estableció al inicio de la intervención.
Ahora se hacen reuniones urgentes,
resoluciones apuradas, se convoca a asociaciones, cuando el problema les estalló
en las manos. Solo recorrer las góndolas y ver el precio de la harina, la
racionalización de su venta o el precio del pan, debieran ser suficientes para
que la sociedad sepa quienes son los culpables.
Fuimos el granero del mundo, somos la triste caricatura de un país que vendía trigo y ya no tiene ni para su propia gente, el resultado también ingresa al inventario de la “década ganada”.